Texto por Cristóbal Ortiz
En la tercera sesión del Coloquio de Conflictos Territoriales del COES 2022, Doris Buu-Sao (Universidad de Lille) expuso los avances de su investigación sobre los procesos de extractivismo minero en la cuenca de Riotinto, Andalucía. A partir de este trabajo de campo en curso, Doris presentó resultados preliminares sobre los mecanismos de legitimación de la actividad minera, así como algunas consecuencias, en particular la precarización del trabajo, la presión hídrica y el riesgo de desastre involucrados.
Como punto de arranque, la investigadora describe el contexto de crisis en el cual resurge la actividad minera en España y Andalucía en particular. En efecto, la crisis financiera de 2008 y el desempleo producido, llevaron a las autoridades nacionales y regionales a promover políticas de reactivación minera como medio para reactivar el trabajo. Al mismo tiempo, la Unión Europea promovió un discurso sobre la necesidad de producir metales para la transición energética, el cual tuvo eco y potenció la actividad minera de Riotinto, quedando ella justificada. En definitiva, ante este escenario de crisis económica y oportunidad de transición, resurge y es legitimada a minería de cobre en tierras andaluzas.
Con respecto a los mecanismos de legitimación, el caso de la cuenca de Riotinto, territorio históricamente minero, resulta un claro ejemplo de lo que Doris Buu-Sao denomina ‘capitalismo verde’. Efectivamente, la empresa Atalaya Mining que opera en la cuenca desde el 2015, ha desarrollado un discurso que distingue entre la minería de antes y la minería actual, esta última descrita como sostenible y con responsabilidad socioambiental. Sumado a ello, los gobiernos regionales han promovido este tipo de inversiones, describiendo estos territorios como ‘baldíos’, vale decir, acumuladores de pasivos ambientales y, por tanto, improductivos para actividades agrícolas. Para materializar este discurso, la empresa minera ha dispuesto de instancias de premiación a prácticas de responsabilidad socioambiental, así como también ha desplegado un proceso de burocratización del trabajo en la elaboración de informes de sostenibilidad.
Ahora bien, Doris presentó algunos efectos provocados por la actividad minera, en particular las consecuencias humanas y no humanas. En cuanto a las primeras, describe un proceso de precarización del trabajo bajo el rótulo de ‘dualismo del sistema de producción’. Con ello, Doris identifica la diferencia entre los trabajadores de planta y aquellos mayoritariamente subcontratados. Estos últimos sufren lo que la investigadora denomina ‘subcontratación de los riesgos’, pues a ellos, al pertenecer a sectores de construcción o transporte, no se le reconoce la exposición al riesgo del trabajo minero. Por su parte, este sistema le permite a la empresa abaratar y flexibilizar los costos de trabajo, pudiendo ajustar su gasto en función de los precios del cobre. Finalmente, con respecto a las consecuencias no humanas, Doris llama la atención respecto a la presión hídrica que supone la minería de cobre en el contexto de desertificación de Andalucía, así como también reflexiona sobre los riesgos de desastre asociados a los relaves mineros.
En síntesis, esta exposición devela los procesos de trabajo subyacentes a los discursos oficiales sobre reactivación económica y transición energética, claves nuevamente en el contexto actual de crisis económica y pospandemia. Doris Buu-Sao invita a reflexionar sobre aquello que no se ve, esto es, los sacrificios humanos y no humanos involucrados en políticas de desarrollo sostenible, en principio bien intencionadas. A partir de esta experiencia, se vuelve relevante pensar las políticas de reactivación económica y transición energética en Chile y Latinoamérica, realidades donde la explotación de cobre, litio y otros metales son de vital importancia local y global.