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[TRAYECTORIAS COES] Gloria Jiménez-Moya: «El trabajo de la academia no es solo crear artículos, sino divulgar la ciencia y trabajar en terreno»

Por Cristian Pedrero y Ana Darmazo

«Cuando entras en un mundo que es típicamente masculino, como el de la investigación y de la ciencia en general, en el que a las mujeres se nos percibe como menos competentes, es importante tener una perspectiva crítica y cuestionar el contexto en el que nos desenvolvemos y no asumir que los demás siempre están en lo correcto y que una misma es la que se equivoca».

Gloria Jiménez-Moya, cuenta, forjó un camino ligado a la academia desde que estudiaba psicología en la Universidad de Granada, en España. Colaborando con el Departamento de Psicología Social, obtuvo una beca de Inicio de Investigación y otra del Gobierno Español, destinada a alumnos y alumnas que trabajaban con profesores de la facultad. «Desde el inicio de la carrera me empezó a interesar el mundo de la academia, en 4to y 5to año decidí postular a las becas. Era un camino del que no tenía dudas, que yo ya había iniciado y que me había gustado. Entonces decidí continuarlo».

Las becas, explica, tenían un peso más bien simbólico que económico y se traducían en la oportunidad de tener un espacio de colaboración para realizar investigación. «El punto no era tanto la plata, sino el poder optar a esa oportunidad de forma oficial. Porque igual, claro, también podía colaborar con los profesores extraoficialmente, pero esto le daba como una formalidad, ya que estaba legitimada por el Gobierno Español, por el Ministerio o por la Universidad de Granada. Significaba más bien que oficialmente podía dedicarme a eso».

En esta línea, indica que su búsqueda por insertarse en el mundo académico respondía a sus ganas por entender la conducta de las personas: «Me parece de gran importancia lograr comprender el comportamiento social. La academia es el lugar desde donde puedo estudiar esto y entender un poquito más cómo son las interacciones entre personas. La investigación nos puede ayudar a entender cómo se comporta el ser humano, y las razones de sus conductas”, profundiza.

Respecto a su trayectoria académica, realizó un Magister en Psicología de la Intervención Social, para postular después a una beca de doctorado, el cual terminó en 2013. Para aquel entonces la crisis económica en Europa, que impactó fuertemente en España, conllevó la disminución de puestos de trabajo y perjudicó especialmente las áreas de cultura, educación y universidades.

«Los contratos y las oportunidades que me ofrecía mi país eran bien limitados. En el fondo eran contratos inciertos, con mucha dedicación en la docencia, con poca posibilidad financianciamiento para hacer investigación«, dice Jiménez-Moya.

Postulaciones a Inglaterra, Alemania, y Chile: La llegada a COES

En este panorama de incertidumbre, Jiménez-Moya postuló a diferentes universidades de Inglaterra y Alemania, hasta que un mail le avisó que el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) había abierto una convocatoria postdoctoral. En ese entonces no sabía nada del Centro y Chile era inexistente entre sus opciones.

«Me llegó un mail por ser miembro de la Asociación de Psicología Social Europea, quienes comparten anuncios, puestos de trabajo y actualizan noticias. Ahí vi que estaban buscando posdoctorantes para COES, y su nombre -Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social- me gustó mucho. Un colega mío de Madrid, profesor, también me lo recomendó. Me dijo ‘así son estas becas. Roberto González esta ahí, alguien con quien yo trabajo mucho. ¿Por qué no te animas y postulas?´», relata la investigadora.

Postuló. Obtuvo el cargo.

«Nunca pensé irme tan lejos. Ahora me parece una locura. Pero fue así. Yo estaba buscando activamente puestos de trabajo y, de repente, me topé con la oferta de COES y me contrataron como postdoctorante en 2014. Después, cuando llevaba un año con ese contrato postulé al postdoctorado de Fondecyt», explica, añadiendo que, tras recibir esta última beca -incompatible con la de COES-, siguió trabajando como investigadora adjunta. «Yo nunca me desligué de COES. En el fondo, postular a los postdoc Fondecyt era algo positivo, ya que significaba liberar un cupo para otra persona«, detalla.

Respecto a su llegada al Centro, narra que Juan Carlos Castillo, investigador principal de la línea Interacciones Grupales e Individuales COES, la integró a un equipo multidisciplinario de trabajo, junto con Paula luengo, Sofía Donoso, Francisca Gutiérrez y Ana Figueiredo, todas investigadoras postdoctorantes de aquel entonces.

«Fue una súper buena acogida llegar con estas compañeras que eran psicólogas, sociólogas y (con quienes) generamos una amistad muy positiva, todavía somos muy amigas. A nivel académico era súper estimulante la conversación porque nos podíamos preguntar sobre los temas y porque estudiamos cosas parecidas, pero desde distintas perspectivas. Había muchos puntos de vista científicos que se complementaban, experiencias de vida parecidas«, expresa, agregando que desde un inicio comenzó a trabajar con Roberto González en el Laboratorio de Psicología Social en la Escuela de Psicología -dirigido por él-, en investigaciones cuyas temáticas ambos compartían.

El dilema eterno de la academia: ¿Cómo llegar a las personas alejadas de ella?

Para la investigadora, una de las cosas claves es divulgar la ciencia y que esta sea más útil que solo un artículo científico. Bajo esta premisa explica que, personalmente, intenta ocupar todos aquellos vehículos de transmisión del conocimiento, como por ejemplo las Notas de Política Pública de COES o la publicación de columnas  de opinión. «Siempre que tengo la oportunidad de hacer algo de esto fuera de la escritura de un artículo lo intento aprovechar, considero que es una forma de difundir la información«, asegura.

«También he empezado a participar en concursos y postulaciones que no tienen como finalidad la producción científica, sino la divulgación. Hace unas semanas adjudicamos unos fondos que otorga la Unidad de Evidencia, Conexión e Incidencia para divulgar información científica. En este proyecto estoy trabajando con la Fundación Niñas Valientes y con Philippine Besnier, estudiante de psicología; para divulgar de forma accesible, a través de viñetas, contenido científico para que nuestras investigaciones lleguen a la población joven».

En tanto, sostiene que en un tercer punto ha intentado dar un giro a sus investigaciones, tratando de hacer ciencia más aplicada y en terreno, trabajando en colegios o llevando a cabo proyectos de investigación en el contexto escolar, con el fin de generar ideas para políticas públicas o intervenciones que pueden ayudar a que la ciencia sea útil y llegue más a la ciudadanía.

Sobre sus investigaciones que más orgullo le generan, puntualiza en dos, las cuales cuentan con el apoyo de COES y que aún se están llevando a cabo. La primera de ellas corresponde a un proyecto de intervención que se realizó antes del estallido que busca reducir los estereotipos de género y los prejuicios entre los preadolescentes. «Fue una instancia súper interesante para poder visibilizar ciertos temas y poder conversar con los preadolescentes de la desigualdad entre hombre y mujeres», enfatiza.

En segundo lugar, sostiene que hay otra investigación que la ha hecho también feliz: «Se trata de un diagnóstico de cuáles son las actitudes, los prejuicios de los pre-adolescentes. Muchas veces se pide intervenir, pero se nos olvida que antes hay que diagnosticar. Estamos levantando datos en muchos colegios de la Región Metropolitana con el apoyo de Consejo Nacional de Educación y también de COES, con el objetivo de estudiar cuáles son los mecanismos que mantienen la desigualdad de genero en el contexto escolar«.

El estudio del género es clave dentro de las líneas de investigación de Jiménez-Moya, y por lo mismo, forma parte de la Agenda de Género de COES. Junto con Valentina Paredes, Francisco Pino y Héctor Carvacho formaron una «guía de ruta» para crearla, unificando todas las investigaciones relacionadas a la temática.

Un consejo que le daría a las investigadoras jóvenes, emergentes o a cualquier mujer que busque insertarse en el mundo académico, es nunca dar nada por sentado: «Cuando entras en un mundo que es típicamente masculino, como el de la investigación y de la ciencia en general, en el que a las mujeres se nos percibe como menos competentes, es importante tener una perspectiva crítica y cuestionar el contexto en el que nos desenvolvemos y no asumir que los demás siempre están en lo correcto y que una misma es la que se equivoca«.

«Les diría que hay que estar atentas, prestar atención y no aceptar nada sin cuestionarlo. También las animaría a que hablaran y dijeran lo que piensan en los momentos que lo deseen, que trabajemos este miedo de decir lo que pensamos o este miedo a hablar y tener una opinión diferente«, agregó.

Hace un año y medio atrás, en 2020, dejó de ser investigadora adjunta y ascendió a la categoría de asociada: «En ese punto empecé a tomar más responsabilidades. Siento que tengo un compromiso con COES bastante elevado y me siento bien con esto«, concluye.


Esta entrevista fue realizada para la sección de notas Trayectorias COES, que tiene como finalidad visibilizar, a través de las historias, el trabajo y la trayectoria académica emergente de investigadores e investigadoras que forman parte del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social y la contribución de COES en la generación de redes, espacios de crecimiento académico y de formación para quienes inician su carrera en las ciencias sociales.

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