Hace una generación El baile de los que sobran se convirtió en un himno del sentimiento de exclusión de quienes no encontraban un lugar tras completar sus “12 juegos”: los 12 años de educación escolar. Más de tres décadas después, en el estallido social, El baile de los que sobran ha vuelto a sonar, pero coreado por otra generación con una realidad muy distinta. Los hijos de quienes “pateaban piedras” en los ’80 fueron la primera generación en acceder a la educación superior por el explosivo aumento de la matrícula, pero muchos de ellos se han encontrado de nuevo con un sentimiento de frustración. Sobre meritocracia, inclusión y “emparejar la cancha”, conversamos en un nuevo capítulo de 360°: El Modelo en Debate.
María Luisa Méndez, directora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, señala respecto a los cambios que ha experimentado la sociedad chilena en término de movilidad social que «hubo una toma de consciencia respecto a pensar en una meritocracia más real, porque estamos también en una sociedad que tiende a generar este acaparamiento de recursos. Mientras nosotros no tomemos consciencia como sociedad de la clausura social, no avanzaremos lo suficiente«, añade la investigadora.
Dante Contreras, investigador COES de la línea Dimensiones Socioeconómicas del Conflicto, señala que «una fracción importante de la población persiste en sus condiciones de origen. Si un niño nace en un hogar del 10% más rico, hay un 65% de probabilidad de que él siga siendo del 10% más rico en el futuro. Hay varios factores en la sociedad que juegan un rol clave para nivelar esa cancha», sostiene el académico.
«La variable más relevante para modificar esto es la educación, en su ciclo infantil, escolar y en su fase universitaria. Sin embargo, la evidencia muestra que este relato que se suele contar, de movilidad social e igualdad de oportunidades, en un contexto de desigualdad, es completamente ilusorio. Se genera una frustración respecto a lo que se espera gracias al esfuerzo, con lo que finalmente se consigue«, aclara el investigador.
En cuanto al sistema educacional en Chile, Dante Contreras señala que el 94% aproximadamente asiste a colegios públicos o particulares subvencionados de baja o muy baja calidad, mientras que un 7% va a colegios particulares privados de calidad razonable, y entre esas dos realidades se compite. «Se genera un efecto de equidad directo y un efecto de eficiencia, ya que en ese 94% se pierde un montón de capital humano y gente talentosa«, añade Contreras.