Desde 1812 a la fecha se han realizado cuatro referéndums relacionados con la ratificación o cambio de la Carta Magna. El quinto está a la vuelta de la esquina. ¿Cómo han sido los procesos anteriores? y ¿qué similitudes o diferencias hay entre ellos?
En 1812, cuando recién nacía Chile como país, José Miguel Carrera llamó a plebiscito para aprobar el Reglamento Constitucional Provisorio, la primera Constitución. El documento fue aprobado con la firma de 135 ciudadanos de Santiago. Más de dos siglos han pasado y el próximo 25 de octubre, de no existir cambios de última hora, se realizará el plebiscito por una nueva Constitución, en el cual podrán participar más de 14 millones de chilenos y chilenas.
Hasta ahora a nivel nacional se han realizado ocho plebiscitos, de los cuales cuatro han sido en el contexto de nuevas constituciones: 1812, 1818, 1925 y 1980, y cada uno ha tenido sus particularidades históricas. Luego de 1980, año del último plebiscito constitucional hasta ahora, se realizaron las consultas de 1988 y 1989, que abrieron el camino hacia el retorno a la democracia
El uso de plebiscitos ha poseído gran relevancia internacional. En 2016 el Reino Unido decidió su permanencia en la Unión Europea (Brexit), y Colombia llevó a cabo un acuerdo por la paz. En Chile el del 25 de octubre será el primero desde 1989 y podría poner en marcha la escritura de una nueva Constitución. ¿Cuáles han sido sus contextos históricos y políticos?, ¿qué buscaban definir y estaba en juego? Pero, ¿en qué consiste un plebiscito?
Según Manuel Gárate, académico del Instituto de Historia de la Universidad Católica e investigador COES de la línea Dimensión Política del conflicto, «de alguna manera (los plebiscitos) dan cuenta de los problemas (no siempre resueltos) de la democracia representativa y de la necesidad de que en ciertas ocasiones, sea la voluntad soberana la que se exprese directamente en las urnas frente a cuestiones que dividen profundamente a una sociedad”, señala el académico.