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[PRENSA] Diana Kruger, economista: “Chile nunca dejó de ser un país pobre”

La académica e investigadora explica que la pandemia ha profundizado los históricos problemas de desigualdad que nos aquejan.

Desde el lunes 16 de marzo han pasado 19 semanas de una cuarentena –en algunos casos voluntaria, en otros obligada- que dolorosamente ha costado la vida de miles de personas en nuestro país y ha afectado la salud, las rutinas y el bolsillo de varios millones de compatriotas. Estas últimas jornadas además han sido cruciales para la reforma constitucional que establece que los afiliados a las AFP puedan retirar hasta el 10% de los fondos acumulados en sus cuentas, lo que ha generado una disputa entre el Gobierno y la oposición. Diana Kruger, economista de la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos y PhD en Filosofía de la Universidad de Maryland tiene competencias de sobra para explicar –y aterrizar- la situación financiera actual. Pero como extranjera avecindada hace años en nuestro país, también posee la distancia necesaria para evaluar –sin idealizaciones ni metáforas forzadas- la economía nacional. Por eso es categórica: «en realidad Chile nunca dejó de ser un país pobre». A su juicio, vivir en regiones permite constatar esta realidad de forma mucho más clara pues «no hay que moverse mucho en nuestra ciudad para darse cuenta que hay familias muy marginadas», dice. «Nunca he creído que Chile venció la pobreza, quizás había vencido la pobreza extrema; el hambre en una gran parte de la población. Pero la pandemia va a subir las tasas de pobreza a nivel mundial; se ha estimado que este año van a haber alrededor de doscientas millones de personas más en esa situación».

¿Qué pasa con la clase media en este contexto?

«La clase media es una gran parte de la economía del país. Hay un instrumento desde el año 2013 que mide la situación socioeconómica en términos multidimensionales. Y lo que se manifiesta es que clase media es sumamente vulnerable, con cualquier problema caen debajo de la pobreza y tienen problemas para poder pagar sus cuentas; si pierden el ingreso no pueden vivir de un mes a otro. Entonces tenemos por un lado a personas muy marginadas de la sociedad, viviendo en campamentos; y por otro lado una clase media que en realidad, con cualquier crisis, deja de pertenecer a ese segmento».-Para ejemplificar esta realidad, explica, basta revisar el número de personas que está postulando al Registro Social de Hogares para acceder a los beneficios que está dando el Estado: «ha dado un salto gigantesco en el último mes y son familias que hace dos meses atrás no necesitaban acudir al Estado para sobrevivir».

El mismo mar, distintas embarcaciones- Y se incrementan las brechas de desigualdad en el país…

«Sí, esa es la tragedia; no solamente en Chile. Las crisis económicas no afectan a todos por igual, porque hay personas que tenemos la suerte de tener más educación, trabajos con protección social, seguros de cesantía, ahorros o familias que nos pueden ayudar en caso de que nuestros ingresos caigan; tenemos formas de navegar las dificultades de mejor manera. Pero las personas más vulnerables no cuentan con lo que se denomina economía capital; capital no solo monetario, sino también social para que les ayuden a superar la crisis. Claramente estas personas no están pudiendo manejar de igual manera la actual situación».Para la economista, esta problemática se comprueba en el simple ejercicio de analizar dónde se ubica la mayor cantidad de casos positivos de Covid19: «están concentrados en comunas más pobres, porque esas personas necesitan seguir trabajando. No tienen opción, son vendedores informales, repartidores de delivery, feriantes, etc. No pueden quedarse en casa».Y continúa: «el 50% más pobre, probablemente va a ver caer sus ingresos. Mientras, las personas del 10% más rico seguramente van a mantenerse ahí, entonces vamos a tener una distribución de ingresos todavía más desigual». La académica explica que esta realidad ha sido comprobada en innumerables ocasiones por su disciplina: «en economía está muy estudiado que las crisis siempre impactan más a las personas con empleos precarios, sin contratos de trabajo, y por lo tanto, sin los beneficios de la Ley de Protección Social, cuyas redes además, tampoco les puedan ayudar, porque probablemente están en la misma situación».

¿Cómo resumirías precisamente la situación actual?

«Es bien particular porque tenemos múltiples cosas ocurriendo. En economía hablamos a veces de recesiones originadas por una caída en los ingresos de la población; o porque las empresas están teniendo alguna dificultad que impacta la producción. Básicamente, lo que significa son dos cosas: primero que las personas no estamos saliendo a comprar ni realizando nuestras actividades normales, y eso se denomina una contracción de la demanda. Pero además y en segundo lugar, está cayendo el consumo agregado a nivel mundial y eso a su vez impacta a todas las empresas que producen esos bienes y esos servicios que nosotros compramos. Ese es un círculo de doble impacto, tanto por el lado de los hogares que estamos comprando menos, como por la producción que no se está moviendo tanto».

¿Qué debieran hacer el gobierno, las autoridades?

«Debemos pensar en la economía como un paciente que está enfermo, muy enfermo y hay que darle de todo y con todo. A una persona con cáncer se le debe aplicar quimioterapia, pero también medicina alternativa. Hay que probar distintas opciones. Quizás las medidas actuales son de corto plazo, de parche… no es la solución, pero en este momento creo que si le llega a una familia que está en una población, una caja de alimentos no le va a venir mal tampoco ¿Qué otra cosa podría hacer el Gobierno? Continuar con diversas ayudas por la mayor cantidad de tiempo que sea posible. Y yo creo que lo va a hacer, no tiene elección, porque si no vamos a tener una crisis humanitaria de gran escala».

¿Desde el punto de vista del género, hay una afectación mayor para las mujeres?

«Todo esto tiene un componente de género. La mayoría de los hogares pobres son hogares monoparentales con una jefa mujer. Entonces, a mí uno de los temas que más me preocupa de esta crisis es que va a afectar más a mujeres de ingresos bajos. Hace muchos años escuché a alguien decir que la pobreza, tiene cara de mujer».

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