Publicado en Revista Ya de El Mercurio
1 En mi decisión vocacional para estudiar Ciencia Política influyó mi experiencia de vida. Mis abuelas y abuelos llegaron huyendo de la persecución rusa y nazi por ser judíos; crecí bajo la dictadura militar. Cuando fui a estudiar a Estados Unidos, presencié la caída de las Torres Gemelas. No sé si existe alguna generación a la que no le hayan tocado “tiempos interesantes”. Desde muy joven tuve conciencia de cómo la violencia política puede marcar la vida de las personas, y me pregunté si hay principios políticos e instituciones que puedan ayudar al pluralismo y a la libertad.
2 El estallido social y la crisis sanitaria tienen elementos comunes, como la incertidumbre, el miedo y la unidad de muchas personas frente a problemas colectivos. Ojalá la desconexión con la ciudadanía que mostraron nuestras autoridades ante el estallido sea menor en el caso de la pandemia.
3 Lo más importante para resolver una crisis es actuar con transparencia, otorgar información oportuna, mostrar que la autoridad está al servicio de la ciudadanía. Que las personas entiendan sobre qué criterios técnicos, científicos y políticos se están tomando las decisiones. El autoritarismo no es buen consejero en situaciones de crisis.
4 Que más mujeres accedan a posiciones de poder ciertamente está en nuestras manos. Si vamos a esperar que nos cedan espacios de poder, podemos esperar sentadas. La paridad que se aprobó para la Convención Constitucional es heredera directa del MeToo, de las tomas feministas y del trabajo de muchas mujeres. Desde la Universidad, debemos promover el estudio de autoras mujeres, incorporar la perspectiva de género en las distintas áreas de estudio y rechazar los paneles de hombres. Es un comienzo.
5 Creo que las académicas experimentamos en todas las universidades dificultades parecidas, desde la desigualdad salarial hasta una mayor carga con la maternidad. También se les suele recargar más en el trabajo con estudiantes y labores administrativas. Esto ocurre también en otros países. Hay estudios que muestran que las mujeres tienden más al trabajo colaborativo y a no arrogarse personalmente los logros, lo que puede ser perjudicial en sus carreras.
6 Antes de empezar a trabajar me hubiera gustado saber que hasta las personas más inteligentes, talentosas y trabajadoras han perdido becas, han sido descartadas para trabajos y miradas en menos por sus pares. El éxito y el fracaso no son medidas objetivas y tienen mucho de azar. Ni hay que creérsela tanto cuando sale bien ni echarse a morir cuando sale mal.
7 Para que una mujer se empodere y ascienda en su carrera debe hacer lo mejor posible y tratar de disfrutarlo. Perdonarse cuando no esté a la altura de sus propias expectativas y no compararse con otras personas.