Publicado en El Mercurio
El dilema original entre arriesgar una crisis sanitaria o una crisis económica más aguda, se repite hoy de cara a la “estrategia de salida”. Ya no se trata de navegar en medio de la crisis, sino de conducirse hacia una nueva normalidad. Los términos son, sin embargo, los mismos: levantar las restricciones —urgidos por evitar más costos económicos, sociales y políticos— puede ser prematuro y conducirnos a tener que partir de cero o sufrir una crisis sanitaria y económica agravada.
En busca del éxito de los procesos
No hay una sola pandemia, ni siquiera un solo camino con diferentes fases, pues el modo en que se ha expresado el fenómeno biológico depende completamente de factores políticos, económicos y culturales. El éxito en los procesos de normalización no escapa a ello. Sin una vacuna, solo medidas correctas sirven. Para ello, datos confiables, transparentes, y el consenso entre actores relevantes es clave para generar una estrategia escalonada, retroalimentada a diario, con condiciones e indicadores claros y bien comunicados, altamente diferenciada (no todos al mismo tiempo), apoyada en test masivos y el rastreo de contactos, el uso obligatorio de mascarillas y una ciudadanía altamente consciente de su responsabilidad en observar reglas de higiene y distancia.
Así, de manera muy prudente, los países que mejor han pasado la prueba desarrollan hoy agendas de salida, sanitarias y económicas, para las próximas semanas y meses. Hay varios de estos elementos que aún se echan de menos en Chile y frente a ello sería del todo recomendable realizar las mejoras correspondientes antes de comenzar a relajar las restricciones.