Por Francisco Pino
Publicado en El Mercurio
*Esta es una segunda carta tras la publicación de «Ser cautelosos».
Señor Director,
En su carta del 10 de abril, Jorge Quiroz insiste en minimizar la gravedad del covid-19. En respuesta a mi carta del 9 de abril se centra en un simple ejercicio que presenté para ilustrar que la pandemia dista mucho de ser “similar a una temporada de influenza fuerte”, como menciona en su columna inicial.
Sin duda que una estimación precisa debe considerar tasas de contagio y perfil etario, como él correctamente menciona. Por razones de espacio, tuve que sacar un párrafo que justamente discutía estos números. Sin embargo, debido a lo incipiente del virus, las estimaciones existentes de tasas de contagio son aún preliminares, y deben ser utilizadas con prudencia.
Un ejemplo de esto es la cifra de tasa de contagio que Quiroz menciona para el caso de Suecia, que sería de 3,1%. Primero, esta estimación, que corresponde a la fracción de la población contagiada, fue hecha con datos de fines de marzo. Hace poco los mismos autores han actualizado su estimación a 16,4%, tasa similar a la que se reporta en los datos del crucero “Diamond Princess”. Ahora Suecia tiene una tasa proyectada de contagio incluso más alta que Italia o España.
Segundo, efectivamente Suecia se ha restado de políticas de cuarentena obligatoria, implementando medidas menos drásticas. Sin embargo, esta estrategia ha sido polémica y no parece estar dando los resultados deseados. En Suecia ya han muerto 899 personas contagiadas por el virus. En términos per cápita, esto equivale a 90 muertos por millón de habitantes, muy superior a la de sus vecinos Noruega y Dinamarca, con 24 y 49, respectivamente. Estos dos países sí han adoptado medidas más agresivas para controlar la expansión del virus. El Primer Ministro sueco admitió recientemente que las medidas no han sido suficientes, y es probable que Suecia finalmente adopte también ese camino.