Por Rayén Condeza
Publicado en La Segunda
A medida que se implementan las medidas sanitarias de aislamiento, la ciudadanía se ha volcado a la TV abierta, buscando información confiable y que oriente su toma de decisiones. Los canales programan más contenido de entretención, reponiendo teleseries o contenidos archivados. A pesar que entretener es otra función esencial de este medio, el rol de la TV abierta en educar a la niñez, y en el acompañamiento de los profesores y de la familia en tiempos de coronavirus, está en último plano. Además, en Chile se ha asumido, a priori, que todos pueden aprender en línea, en igualdad de condiciones y que plataformas para descargar guías o realizar ejercicios aseguran la continuidad pedagógica. Otros creen que el aislamiento social es una prolongación de las vacaciones.
Los apoderados, junto con seguir trabajando, han tenido que improvisar el irreemplazable y ahora más que nunca valorado trabajo de los profesionales de la educación. En otros países observamos que, en tiempos de covid-19, la población cuenta con servicios de televisión educativa gratuita, coordinados con los ministerios de Educación. En Corea del Sur disponen de un canal de TV educativa con contenidos de alta calidad para todas las edades. El ministerio francés acordó objetivos y estrategias de aprendizaje con la TV pública, para ofrecer a diario cápsulas pedagógicas por edad y currículum, con acceso gratuito. En el Reino Unido, la BBC anunció hace pocos días su compromiso de asumir la educación de los niños y del resto de la población en una situación social sin precedentes.
Quienes en su momento desarrollamos TV educativa abierta en Chile, como en Teleduc, cuyos contenidos fueron premiados a nivel internacional, consideramos que los canales gratuitos, con alcance nacional, deberían aportar generosamente a la educación de la niñez, adolescencia y de grupos que requieren especial acompañamiento, como los adultos mayores. Así lo han hecho, durante décadas, con iniciativas de solidaridad, inclusión y cohesión irreemplazables, como la Teletón. En esta responsabilidad social, TVN, como televisión pública, puede liderar el proceso.
Si para el estallido social hubo una crítica importante de la ciudadanía a los programas de farándula y un cambio de giro relativo en las temáticas de los matinales, ahora la infancia, los profesores, las familias y los adultos mayores merecen acceder a contenidos educativos pertinentes y de calidad. Se puede generar contenido local adecuado, de calidad, y la televisión puede abrir un espacio para la educación y para orientar a la población en cuarentena desde una perspectiva pedagógica y con sentido de cohesión social. Estamos juntos en esto. El Mineduc puede aprovechar la oportunidad, con el apoyo de los canales y del CNTV.