Publicado por El Mercurio
Además de jóvenes profesionales y extranjeros, que son el principal modelo en que se enfoca la oferta inmobiliaria, cada vez hay más arrendatarios de la tercera edad, familias vulnerables y de clase media.
El creciente aumento en el valor del suelo ha provocado que cada vez sea más difícil comprar una casa o departamento.
Ese es el principal motivo por el cual hoy más familias están optando por vivir pagando un arriendo.
De hecho, el porcentaje de arrendatarios entre 1990 y 2011 se mantuvo estable entre 16% y 18%, pero en los últimos ocho años ha experimentado un fuerte incremento, hasta llegar al 22% en 2017.
Sin embargo, expertos plantean que la oferta inmobiliaria promueve opciones de arriendo que se ajustan a las necesidades de un grupo no tan extenso de personas, por lo que está lejos de cubrir ese 22%.
En el caso de la capital, los nuevos proyectos de departamentos se caracterizan por estar emplazados en sectores céntricos y cerca de servicios, enfocados en que los habiten profesionales jóvenes, o bien inmigrantes.
Pero un estudio del Centro de Políticas Públicas UC identificó que los grupos que arriendan son más diversos. En el “Diagnóstico y propuestas para un sistema integral de vivienda en arriendo con interés social” se categorizó a los arrendatarios en cinco grupos: además de los dos primeros, se identificó que cada vez alquilan más los adultos mayores, las familias vulnerables y también parejas de clase media (ver infografía).
Frente a esto, Felipe Link, académico del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC, plantea que estos últimos grupos muchas veces “quedan invisibilizados en esta ola del aumento del arriendo”.
La tendencia, dice, “es un perfil que está mucho menos amarrado a lo que implica, por ejemplo, tener un crédito hipotecario y comprar una casa. Esos son profesionales que tienen los recursos para elegir esa situación. Obviamente, ahí la industria inmobiliaria encuentra un nicho y construye una oferta destinada hacia allá”, agrega Link.
Nuevas alternativas
A pesar de que antiguamente el “sueño” de la casa propia era lo que unía a las familias, el arriendo se ha ido posicionado como el primer paso para acceder a una vivienda.
Esto también ha comenzado a ser reconocido por la política habitacional mediante nuevas alternativas, como el subsidio de arriendo.
La investigación concluye que como el perfil de los arrendatarios se ha vuelto cada vez más diverso, tanto en aspectos socioeconómicos como en el tiempo que habitan los hogares, existen importantes desafíos para este subsidio en los próximos años.
El ministro de Vivienda y Urbanismo, Cristián Monckeberg, coincide con lo anterior, pero afirma que el subsidio se ha ido flexibilizando con los años: “Partió originalmente como el ‘Chao Suegra’ para los jóvenes. Después, el gobierno anterior lo masificó y lo llevó a cualquier persona, y sumó a los adultos mayores como foco especial”.
En esa línea, el secretario de Estado agrega que “evidentemente tenemos dificultades con el subsidio de arriendo, porque hay un porcentaje de entre 44% y 46%, dependiendo del año, que no se aplica”.
Por esto, anuncia que la cartera buscará ampliar el subsidio de arriendo para que también pueda ser utilizado por familias de sectores medios, tal como ocurrió con el de viviendas definitivas (ver recuadro).