Publicado en La Segunda
El tono que ha tomado la discusión política a partir de la pugna entre el Gobierno y el Partido Socialista (PS) tiene tanto explicaciones como consecuencias sicológicas. Mientras el cuestionamiento de la estatura moral es percibida como “una amenaza terrible para la identidad”, la banalidad con que se tratan los temas hace que también baje nuestro umbral de lo que estamos dispuestos a soportar, según explican los sicólogos Constanza Michelson y Héctor Carvacho.
“En la dinámica entre el Gobierno y el PS el eje de la discusión se desplazó, ya no están discutiendo sobre un tema en particular, sino que se están ocupando argumentos que tienen que ver con la estatura moral de la contraparte, eso es un golpe muy duro a la identidad, y hace que uno busque de inmediato reafirmarla y tome posturas más radicales”, explica Carvacho. “Cuando cuestionan tu moralidad más básica eso se percibe como una amenaza terrible, y además acá está en juego la imagen pública de los grupos, te juegas el futuro político del partido, las elecciones, entonces es muy importante defenderse públicamente y dejar claro que uno no se presta para ciertas cosas”, agrega. Explica que esta dinámica grupal se ve potenciada en los grupos políticos, porque por definición responden a posiciones antagónicas respecto a temas contingentes. “Aquí lo que ocurre es que entran en círculos de escalada, en que basta que una parte tensione para un lado para que haga más probable que las otras personas se atrincheren en sus puntos de vista”, sostiene.
Michelson, por su parte, estima que la dinámica que se ha observado deja en evidencia un debilitamiento del pacto social. “El pacto social está compuesto por códigos que sirven para protegernos de los otros, pero también de nosotros mismos, en el sentido de regular tus impulsos, y hoy eso no ocurre, porque se perdió la legitimidad y la investidura de ciertas instituciones y de ciertos cargos”, explica. Agrega que “desde el punto de vista político el debilitamiento del pacto genera que se puede decir cualquier cosa, entonces todo se empieza a banalizar, y el umbral de ciertas cosas que soportamos empieza a bajar, podemos estar hablando de narcotráfico y política, o de abuso sexual, nos escandalizamos dos segundos y pasamos a otra cosa, a otro tuit”.
La sicóloga agrega que “cuando se debilita el pacto social la consecuencia sicológica es que empezamos ya no a ser esclavos del pacto sino que de nuestros propios impulsos, lo que se ve potenciado por la inmediatez de las redes sociales, y eso se traspasa al mundo no virtual”.