Publicado en La Segunda
La propuesta del Gobierno para reformar el sistema de pensiones indudablemente mejorará el nivel de jubilaciones de los chilenos, independientemente de si uno está de acuerdo o no con la formulación del proyecto. Pero mejorará solamente las pensiones de los trabajadores que cotizan. En la discusión de los detalles se echa de menos un debate serio acerca del vínculo entre el mercado laboral y las pensiones.
Las condiciones de empleo —en particular el nivel de ingreso, si un trabajador cotiza, si tiene un contrato y la estabilidad de ese contrato— son el fundamento del sistema previsional. Los datos del seguro de cesantía nos muestran que alrededor de un 30% de los cotizantes tienen un contrato a plazo. La mitad de esos contratos no dura ni tres meses, mientras que la duración promedia de los contratos a plazo no alcanza los diez meses. Y los contratos supuestamente indefinidos duran en promedio unos tres años. Entre contratos, los trabajadores dejan de cotizar: en promedio, esas lagunas son de cinco a seis meses. Con estos niveles de rotación laboral en el sector formal del mercado laboral, Chile no solamente se encuentra en el peor lugar entre los países de la OCDE, sino también en América Latina. Además, hay que considerar que aproximadamente un tercio de los empleos en Chile (según Casen 2017) son informales, es decir, que no cotizan. Y como siempre, los hogares con menos nivel de ingreso también son los más vulnerables: el 80% de los empleos en el decil 1 son de mala calidad. Esto se suma a la baja tasa de inserción laboral que exhiben esos hogares.
Frente a este dilema hay dos posibles soluciones para mejorar las pensiones: la primera es mejorar los sistemas de protección social a través de fondos fiscales que socialicen los riesgos. La segunda es establecer contribuciones que aportan a fondos solidarios en vez de sólo a cuentas individuales. La primera opción es costosa y la segunda no cuenta con un consenso político. Pero ninguna de estas dos medidas soluciona el problema de fondo: la mala calidad de los empleos en Chile.
El próximo 4 de diciembre, el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), junto con la London School of Economics (LSE), lanzará un Observatorio de la Calidad del Empleo en América Latina, en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile. Pensamos que la calidad del empleo es el fundamento de los sistemas de protección social. Por lo tanto, el primer paso es conceptualizar y medir lo que entendemos por calidad del empleo. Luego se tiene que pensar cómo mejorarla e incorporar la calidad del empleo en la discusión sobre las reformas sociales. Si no, seguiremos construyendo protección social sin fundamento.