¿Cuáles son las ciudades de Chile con mayor cantidad de conflictos? ¿Hay más conflictos medioambientales o laborales? Estas preguntas -y muchas otras- buscan ser respondidas por el Observatorio de Conflictos, organismo que este lunes presentó su informe 2018 en la Sede Presidente Errázuriz de la Universidad Adolfo Ibáñez.
El primero en hablar fue Nicolás Somma (COES – PUC), quien explicó la metodología utilizada en este trabajo, indicando que se analizaron más de 11 mil «acciones contenciosas» que aparecían en 18 medios chilenos, divididos en cinco de alcance nacional y trece regionales.
Sobre los conflictos que acaparan más lugar en la prensa se encuentran los de carácter laboral, específicamente aquellos que buscan mejoras salariales. Luego les siguen las protestas en contra del sistema previsional.
Se constata que en solo cuatro años -entre el 2012 y el 2016- hubo un aumento de 60% en los conflictos relacionados a la violencia de género, usualmente ligados a la violencia física en contra de la mujer, pero que se han diversificado en los siguientes años.
De la misma forma, un mapa presentado por los investigadores reflejó que hay distintas zonas en donde se agrupan más conflictos: en el norte se encuentra Atacama, mientras que en el sur se concentran en Aysén, siendo esta última ciudad la que más conflictos tiene por persona en el país, llegando a cuatro por cada 1.000 habitantes.
Posteriormente se desarrolló un panel de discusión, el que estuvo conformado por Karol Cariola (diputada del Partido Comunista), Gonzalo Müller (analista político y académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad del Desarrollo) y Constanza Santa María (periodista de Canal 13), moderado por la decana de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo, Magdalena Browne.
La parlamentaria reflexionó en torno a quienes protestan, indicando que «para movilizarse y protestar hay que tener recursos, es decir, no son precisamente los trabajadores más empobrecidos, los más golpeados por el modelo, los que salen a la calle a movilizarse».
Gonzalo Müller agradeció el trabajo, ya que siempre son «bienvenidos los datos, es bueno trabajar sobre evidencia, es bueno trabajar sobre no solo sobre especulación, sino sobre el esfuerzo (del informe)».
«Uno podría asociar conflicto social con conflicto político o político-electoral. Cuando uno revisa los datos, ve que el 2013 es un año de alta conflictividad social en relación con el año anterior. Después se mira la evolución, cae en el 2014 y se sigue sosteniendo que lo electoral es algo que alienta la conflictividad social (…) pero al llegar al 2016, ese es el año en donde se realiza un mayor registro de (conflictos de) todos los años. Si bien es un año electoral, es local, de alcaldes», acotó.
Desde el mundo de los medios de comunicación, Santa María indicó que muchas personas se quejan de la cobertura de los medios cuando las protestas están ligadas a las grandes empresas, pero que «no es por eso. Es un conflicto entre privados, es un conflicto dentro de una casa. Si cubrieramos todos los conflictos de las empresas, no nos daría».
Según ella, hay que aplicar un criterio periodístico de ver a cuántas personas afecta cada conflicto, en donde los «conflictos laborales en las mineras, en el norte, son temas que están presentes en las agendas de los medios. Estos llegan de frentón a los medios, porque si se para La Escondida y deja de producir, vamos a tener problemas todos a nivel país».
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