Publicada en La Segunda
Chile ha experimentado un envejecimiento paulatino: la población mayor a 65 años ha crecido 5% en los últimos 28 años (6% en 1990, 11% en 2018). Este proceso tendrá un punto de inflexión en los siguientes 12 años. Según estimaciones de la Cepal, en 2030 las personas mayores (PM) en Chile serán más que los jóvenes menores de 14. Por ello, es fundamental comprender el contexto de las PM en el país.
Respecto al mercado laboral, la proporción de PM activas es de 24%, mientras que el promedio OCDE es sólo del 14%. El informe final de la Comisión Bravo indicó que los trabajadores de 65 o más años reciben un salario en promedio equivalente al 67% de lo que recibe el resto de la fuerza laboral, mientras que en los países OCDE es el 86%. Aquí hay un primer desafío: aunque existen algunas iniciativas locales, Chile no cuenta con un subsidio u otra política pública de empleo orientada específicamente a PM, como ocurre con jóvenes.
La transición a la jubilación también presenta retos: en Chile, la edad efectiva de jubilación es de 67,2 años (mujeres) y 71 años (hombres). Considerando que la expectativa de vida es 86,6 años (mujeres) y 84,6 (hombres), la jubilación dura en promedio 19,4 y 13,6 años, respectivamente. Las bajas pensiones son un problema ampliamente conocido: el estudio “Desiguales” de PNUD Chile señala que, sin considerar el aporte previsional solidario, el 72,5% de los jubilados reciben una pensión “bajo el mínimo” (inferior al 70% del salario mínimo).
La discapacidad, la dependencia y las labores de cuidado son algunas de las prioridades de la salud en PM. El 38% de PM reporta algún tipo de discapacidad en grado parcial o severo; 51% reporta ser además dependiente, y 62,8% tiene una condición de salud permanente y/o de larga duración (Estudio Nacional de la Discapacidad). El cuidado de PM es frecuentemente desarrollado por familiares (muchas veces mujeres), que enfrentan riesgos psicológicos y físicos.
El envejecimiento acelerado presentará enormes y nuevos desafíos en términos laborales, financieros, culturales y de salud. Es clave que las carencias del contexto actual se aborden adecuadamente. De otro modo, el cambio de la pirámide demográfica conducirá inevitablemente a mayores desigualdades. Para esto, será de enorme utilidad observar la manera en que otros países similares al nuestro han enfrentado estos desafíos.