Publicado en Diario Financiero
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Hace no mucho tiempo atrás, el Ministerio de Desarrollo Social (MDS) enfrentaba serios cuestionamientos por el manejo de la encuesta CASEN 2011. Cabe recordar que hubo un acalorado debate en torno a la arbitrariedad de ciertas decisiones y de cómo se presentaron los resultados en ese período. Dicho lo anterior, la confiabilidad de la encuesta, clave para el análisis de pobreza y políticas sociales, quedó entonces fuertemente objetada. Como consecuencia de lo anterior, observamos un ácido debate en los medios, con recriminaciones, renuncia de asesores y cambio de ministros. Adicionalmente, la CEPAL, institución asesora de este proceso, suspendió su colaboración con el entonces gobierno de Sebastián Piñera.
Afortunadamente, la situación del Ministerio de Desarrollo Social ha cambiado de forma radical. En efecto, hoy es un ejemplo de mejora institucional silenciosa y eficiente. Este organismo se ha encargado de desarrollar un trabajo prolijo y sostenido, que ha permitido restaurar la credibilidad de dicha encuesta; y, junto con ello, perseverar en un trabajo de modernización, digno de ejemplo para otras reparticiones públicas.
En primer lugar, el nuevo diseño de la encuesta CASEN se conformó por un panel de expertos con experiencia real en dicha encuesta y con amplia representatividad política. Este grupo supervisó el proceso completo asociado al levantamiento de la encuesta CASEN, lo que involucra: definición de cuestionario, diseño estadístico, licitación, procesamiento y comunicación de resultados. Además, el MDS logró convocar nuevamente a la CEPAL en calidad de organismo asesor.
En segundo lugar, el MDS convocó a otro grupo de profesionales expertos en la medición de pobreza y desigualdad. Este equipo trabajó junto a profesionales del MDS y expertos internacionales (Sabina Alkire y James Foster) en una investigación que buscaba modernizar las medidas de pobreza. Como consecuencia de lo anterior, hoy el país no sólo cuenta con las medidas tradicionales de pobreza, sino que también con las series ajustadas por tamaño del hogar y costos regionales, entre otras innovaciones. Vale decir que estos avances fueron identificados como urgentes y necesarios por toda la comunidad académica desde mucho tiempo atrás. Pero, el MDS no se conformó sólo con estos avances: impulsó una nueva medición, la medida multidimensional de pobreza, que define los umbrales mínimos de pobreza a considerar, a partir de diferentes dimensiones: educación, salud, trabajo, ingresos, vivienda y redes.
La evaluación en base a ingresos combinada con la medida de pobreza multidimensional permite tener una imagen ampliada de la pobreza, su heterogeneidad y evolución en el tiempo, como también tener un mejor análisis de los distintos grupos de la población (jóvenes, niños, adultos, regiones, sectores, etc). Todo esto permite un mejor diseño y focalización de los recursos públicos.
Todas esta propuestas y avances conceptuales y metodológicos fueron discutidos en numerosas reuniones, seminarios académicos y de políticas públicas. Sin duda este es un logro significativo que moderniza procedimientos y restaura confianza en las instituciones del Estado.
Por último, un aspecto igualmente notable, y menos visible, es el desarrollo que ha hecho MDS en el Registro Social de Hogares (RHS). Esta es una base compuesta de datos administrativos que permite cruzar información de los distintos miembros de hogares, sujetos a distintos servicios y beneficios provistos por el Estado. Esta base de datos administrativa constituye una gran oportunidad para mejorar y optimizar nuestras políticas sociales. A propósito de lo anterior, el MDS ha suscrito una serie de acuerdos con instituciones de educación superior con el propósito de estimular la investigación científica de los efectos de los distintos programas sociales.
En mi opinión, el RSH es una innovación de primer orden para el futuro de las políticas sociales en Chile. Por ejemplo, es posible imaginar un nuevo esquema de protección social definido desde el incentivo y la participación en el mercado del trabajo, utilizando como mecanismo de asignación de beneficios la información del RSH. En efecto, una de las propuestas del Consejo Presidencial de Trabajo y Equidad, el Earning Income Tax Credit (EITC) podría implementarse de manera adecuada utilizando esta nueva pieza de información.